La continua migración hacia las zonas urbanas en todo el mundo hace que el número de habitantes en ellas no pare de crecer y, según la ONU, en 2030 la cifra podría ascender a dos tercios de la población mundial. Semejantes concentraciones de población sin la planificación urbana adecuada puede tener consecuencias desastrosas para la calidad de vida de sus ciudadanos.
Más población implica más tráfico y, por lo tanto más contaminación, también la generación de más residuos a los que habrá que dar solución, más desigualdades, mayor inseguridad, etc. En general, se trata de problemas que ya existen en muchas ciudades, pero que se agravarán si no hacemos algo por resolverlos.
Según el director ejecutivo de ONU Hábitat, Joan Closs, la población de las ciudades está creciendo a un ritmo exponencial, por lo que urge empezar a tomar medidas para evitar que la situación empeore. Y la respuesta podría estar en las ciudades inteligentes.
Aunque no hay unanimidad en cuanto a la definición de qué entendemos por smart city o ciudad inteligente, empieza a haber cierto consenso en que debería ser una ciudad en la que la incorporación de las nuevas tecnologías permita una gestión más eficiente y sostenible de las infraestructuras y recursos y una gobernanza participativa, con el fin de mejorar su habitabilidad y, por tanto, la calidad de vida de sus ciudadanos.
Sin duda, el concepto de ciudad inteligente va estrechamente ligado al del Internet de las cosas (IoT), toda una red de sensores y dispositivos conectados entre sí que nos permiten hacer un seguimiento remoto y en tiempo real de diferentes aspectos relevantes para la vida en la ciudad.
Estos millones de sensores y dispositivos y la inmensa cantidad de datos generados por ellos (big data), combinados con el uso cada vez más generalizado de teléfonos móviles inteligentes y tablets por parte de la población y el desarrollo de software específico y aplicaciones para móviles capaces de aprovechar toda esa información puede llegar a mejorar considerablemente nuestro día a día y evitar ese caos por superpoblación en las zonas urbanas sobre el que alertan todos los expertos.
En este artículo te explicamos cómo.
Cómo mejorará nuestra vida con las ciudades inteligentes
1. Habrá más participación ciudadana en la vida de la ciudad
Se trata de dar un mayor protagonismo a los ciudadanos en la planificación, el desarrollo y mantenimiento de su ciudad. Una población más implicada verá la ciudad como suya, la cuidará más, se sentirá escuchada y valorada y será más feliz.
Las nuevas tecnologías móviles e Internet permiten esta participación, mejorando la comunicación de los ciudadanos con sus gobernantes. Por ejemplo, a través de páginas web o aplicaciones móviles que permitan a los gobernantes consultar a la ciudadanía sobre temas de interés para la ciudad y a los ciudadanos hacer sugerencias o quejas, informar de incidentes, etc.
Ya hay ciudades que cuentan con aplicaciones para móviles que permiten a los ciudadanos avisar de diversos problemas como un desperfecto en la calzada o en el mobiliario público, un escape de agua, pintadas en edificios públicos, etc. En muchos casos, basta con hacer un foto y enviarla y automáticamente el ayuntamiento la recibe con las coordenadas del lugar en el que se ha detectado el problema.
Un ejemplo es el portal Santander City Brain, en el que la ciudadanía puede valorar y comentar las propuestas del ayuntamiento; o la app “El pulso de la ciudad” desarrollado como parte del proyecto Smart Santander:
2. Los trámites relacionados con la administración serán mucho más rápidos, sencillos y cómodos para los ciudadanos
Es importante que toda la administración esté informatizada y accesible para los ciudadanos a través de Internet y del móvil. De ese modo podremos realizar cualquier trámite, ya sea de alta de servicios, de pagos de impuestos, etc.; fácilmente y con rapidez desde donde nos encontremos.
Un ejemplo es el portal de trámites de Barcelona, en el que los ciudadanos pueden realizar a través de Internet gran parte de los trámites relacionados con la administración local sin necesidad de desplazarse hasta el ayuntamiento.
Además de agilizar los trámites y hacernos la vida más fácil a los ciudadanos, este tipo de portales y aplicaciones evitan infinidad de desplazamientos, reduciendo el tráfico y las emisiones de CO2.
La llegada de las nuevas fintech o tecnologías financieras, entre las que se incluyen los sistemas de pagos por móvil facilitarán, sin duda, esta implantación.
3. Habrá menos contaminación
Uno de los principales problemas actuales en gran parte de las principales ciudades del mundo es la elevada contaminación que pone en peligro la salud de sus habitantes. Muchas de ellas disponen ya de sensores instalados por toda la ciudad que alertan automáticamente a las autoridades cuando los niveles de contaminación alcanzan unos niveles de riesgo. Es el caso de Madrid, por ejemplo.
Sin embargo, los protocolos definidos actualmente en la mayor parte de las ciudades con este problema son solo de respuesta inmediata, como medida de emergencia hasta que los niveles de contaminación vuelven a ser aceptables.
Algunas optan por impedir el acceso al centro de la ciudad en los días de riesgo, permitir solo el acceso de parte de los vehículos cada día en función de su matrícula o incluso cobrar un impuesto por acceder al centro como medida disuasoria; pero, en general, no ofrecen una solución duradera y definitiva.
A medida que las cifras de población en estas y otras ciudades aumente, la situación se irá agravando a menos que se tomen las medidas adecuadas y eso pasa por buscar y aplicar soluciones a medio y largo plazo.
Sin duda, a largo plazo, la solución podría estar en el uso generalizado de vehículos eléctricos. Tesla ha demostrado que ya es posible desarrollar vehículos completamente eléctricos que nada tienen que envidiar en prestaciones a los tradicionales de combustibles fósiles, aunque su precio todavía es poco asequible para la mayoría de la población, pero como toda tecnología a medida que vaya mejorando su implantación, su precio se irá abaratando.
En este vídeo puedes ver su nuevo Tesla Model S:
No obstante, para que tengan éxito es fundamental impulsar la instalación de zonas de recarga por toda la ciudad y en cada hogar. En este sentido, los nuevos tejados solares de SolarCity, combinados con la batería Powerwall de Tesla podrían ayudar.
Otras soluciones a corto / medio plazo:
- Reemplazar el transporte público impulsado por combustibles fósiles por otro no contaminante: Algunas ciudades ya han empezado a reemplazar sus flotas de autobuses por autobuses eléctricos, que en su mayoría incorporan otras prestaciones, como Wi-fi gratuita para los usuarios.
- Favorecer la circulación del transporte público para impulsar su elección: algunas ciudades ya están favoreciendo la circulación del transporte público frente al de los vehículos privados, por ejemplo, con la creación de carriles específicos para ellos o con tecnologías que permiten a red semafórica detectar la aproximación del autobús urbano y modificar en tiempo real la apertura o cierre de determinados semáforos para darle preferencia de paso. Se ha demostrado ya que esta medida puede reducir considerablemente los tiempo de llegada de los usuarios a su destino.
- Utilizar la geolocalización del transporte público (autobuses, metro, trenes de cercanías, etc.) y combinarla con el desarrollo de una aplicación para móviles que muestre a los usuarios en todo momento dónde se encuentra el transporte que espera y cuánto exactamente va a tardar en llegar.
- Aprovechar la información extraída de esta geolocalización para coordinar bien entre sí las rutas, paradas y horarios de los distintos medios de transporte público, con el fin de que los ciudadanos pueden realizar transbordos sin demasiado tiempo de espera.
- Promover el uso de la bicicleta como medio de transporte urbano: Para ello es fundamental crear una red de carriles bici que permita moverse con rapidez y seguridad por toda la ciudad.
Algunas ciudades han instalado también de servicios de bicicletas públicas o compartidas. Consisten en distintos puntos distribuidos por la ciudad en los que es posible recoger o entregar una bici. Las condiciones varían de unas ciudades a otras, pero, a modo de ejemplo, el abono anual del servicio Bixi en Montreal cuesta 75 dólares y, el del servicio Bicing en Barcelona, solo 47,16 euros.
Si además contamos con una aplicación para móvil que antes de salir de casa hacia el trabajo nos indique si hay bicicletas libres disponibles en el punto más cercano y nos permita reservar una, nos podremos asegurar de que no habrá ningún problema con nuestro medio de transporte.
4. El tráfico en las ciudades será más fluido
Algunas de las medidas mencionadas, como la informatización de la administración o la promoción del trasporte público y la bici, ya tienen como resultado una reducción en el tráfico, pero hay otras medidas específicas que se pueden tomar.
La instalación de diversos sensores y dispositivos del Internet de las cosas distribuidos por toda la ciudad permite hacer un seguimiento del tráfico en tiempo real y, al igual que es posible modificar las señales semafóricas para favorecer la circulación del transporte público, también lo será para adecuarlas automáticamente al volumen de tráfico en cada sentido en tiempo real.
Esto evitaría por ejemplo, que estemos parados durante minutos en un semáforo por la noche cuando no viene ningún vehículo en otra dirección y, obviamente, agilizaría el tráfico durante el día o en momento puntuales en los que la afluencia de tráfico se incrementa en un sentido o dirección por algún motivo concreto (como la salida o entrada de un evento deportivo o de un concierto).
Tener todo el tráfico monitorizado en tiempo real también permite responder con rapidez ante atascos o accidentes y desviar automáticamente el tráfico por otra ruta.
También puede ser interesante contar en nuestro vehículo con una tecnología como el sistema “Traffic Light Assist” de Audi, que nos indica a qué distancia exactamente se encuentra el próximo semáforo en rojo para que podamos adaptar la conducción con el fin de minimizar las detenciones o paradas del coche; o qué velocidad debemos mantener para llegar al siguiente semáforo en una fase de luz verde.
El uso de aplicaciones de compartición de vehículos como BlaBlaCar también puede reducir número de vehículos en las carreteras y mejorar la fluidez de circulación.
5. Tardaremos menos tiempo en aparcar
La instalación de sensores en las zonas de aparcamiento de las ciudades, combinados con una aplicación para móviles o un software para el ordenador de abordo de nuestro vehículo, nos permitiría saber dónde se encuentra la plaza de aparcamiento libre más cercana y cómo llegar hasta ella.
Según ITS America, hasta un 30% de toda la congestión del tráfico en las zonas urbanas se origina debido a los vehículos que dan vueltas en busca de una plaza de aparcamiento. Con un sistema de este tipo, todo ese tráfico desaparecería, mejorando la fluidez de circulación y reduciendo el ruido y la contaminación (en el caso de los vehículos impulsados por combustibles fósiles).
Un ejemplo de aplicación social para encontrar aparcamiento es Wazypark. En este caso son los usuarios y no sensores quienes avisan de los sitios que dejan libres y, a cambio, reciben premios.
6. La recogida de basuras será inteligente
Algunas ciudades ya han instalado sensores en los contenedores de basura para saber de forma remota y en tiempo real cuándo están llenos o huelen especialmente mal y es necesario vaciarlos. A partir de estos datos, cada día la ruta de recogida se rediseña en función de las necesidades de recogida.
Esto evita que los camiones hagan viajes una y otra vez para vaciar contenedores que a menudo están mediados. Como resultado: los camiones no harán kilómetros en vano, con el consiguiente ahorro de combustible; interrumpirán mucho menos el tráfico; y contaminarán menos.
7. Estaremos más protegidos frente a inundaciones y otras catástrofes naturales
La instalación de diversos sensores y dispositivos del IoT en distintas partes de la ciudad susceptibles de inundación, embalses, ríos, etc.; permite hacer un seguimiento de las condiciones atmosféricas y del nivel del agua en tiempo real. De ese modo, no solo es posible prever el riesgo de inundación con antelación, sino ofrecer una respuesta inmediata en cuanto es necesario.
En el caso de zonas urbanas que se inundan habitualmente por lluvias torrenciales, algunas ciudades han optado por instalar sistemas de sensores que al superar cierto nivel derivan automáticamente el agua a zonas ya preparadas, consideradas como inundables.
Un ejemplo es el parque urbano inundable 'La Marjal' en Alicante, creado específicamente para dar solución a los problemas de inundaciones en zonas urbanas de la playa de San Juan.
Se trata de una gran zona verde disponible, habitualmente, para uso y disfrute de los ciudadanos, pero hacia la que, en caso de necesidad, se desvía el agua para evitar que se inunden las urbanizaciones de la zona. El parque cuenta también con pantallas de aviso y señales acústicas que avisan automáticamente a los ciudadanos para que desalojen la zona en caso de inundación.
En caso de no poder evitar una inundación, estos sistema de sensores pueden dar la alerta inmediata a los servicios de emergencias y desviar automáticamente el tráfico por otras vías para evitar atascos y accidentes.
Además de inundaciones, también se pueden monitorizar otras posibles catástrofes naturales o provocadas, como incendios, tormentas, huracanes, etc. Y permitir una evacuación rápida en caso necesario.
8. Podremos monitorizar en tiempo real la calidad del aire y del agua
Los numerosos sensores distribuidos por toda la ciudad permitirán monitorizar la calidad del aire y del agua de forma remota y en tiempo real, detectando inmediatamente cualquier cambio que suponga un riesgo para la salud de la población.
De este modo, en acaso de producirse cualquier tipo de vertido, sería posible cortar inmediatamente y de forma automática el suministro en la zona afectada y alertar a la población.
Algunas de las ciudades que han iniciado la transición para convertirse en ciudades inteligentes ya cuentan con sistemas de este tipo. Por ejemplo, Madrid.
9. Haremos un uso más eficiente y razonable de la energía y el agua
Gracias a la tecnología y los sistemas de monitorización en tiempo real mencionados será posible hacer un uso mucho más eficaz del agua y la energía. Por ejemplo:
- Los sistemas de monitorización permitirán detectar en seguida cualquier fuga en las tuberías de la ciudad, con el consiguiente ahorro de agua.
- La instalación de farolas de bajo consumo que se iluminan solo cuando pasa alguien o bien bajan su luminosidad cuando no hay nadie cerca, permitirán reducir considerablemente el consumo de electricidad.
- Igualmente, se pueden instalar sensores en las escaleras mecánicas, el aire acondicionado en los pasillos del metro o edificios, etc.; para que solo funcionen cuando es necesario.
- Algunos gobiernos están promoviendo también la instalación de contadores inteligentes en edificios públicos y privados. Estos contadores, combinados con una aplicación para móviles que nos indica en qué estamos gastando la energía en cada momento y en qué cantidad, nos ayudarán a conocer nuestros patrones de consumo, pudiendo así, gestionar mejor la energía para consumir menos.
Por otra parte, la monitorización del consumo de agua y electricidad también proporciona información a la administración sobre los patrones de consumo de cada zona de la ciudad, permitiéndoles planificar la construcción de nuevas infraestructuras en función de las necesidades reales de cada zona.
10. Habrá todo tipo de aplicaciones que aprovechen los grandes volúmenes de datos (big data) generados por las ciudades inteligentes
La enorme cantidad de datos generada por todos esos sensores y dispositivos y acumulada por los ayuntamientos puede ser especialmente valiosa para numerosas empresas.
En este sentido hay dos tendencias: algunos ayuntamientos están optando por colgar los datos de forma abierta en Internet para que cualquier individuo o empresa pueda hacer uso de ellos, mientras que otros han visto en ellos un modo de obtener financiación para otros proyectos, poniéndolos a la venta.
Barcelona: un modelo a seguir
Barcelona es un claro ejemplo de transformación hacia un modelo de ciudad inteligente y de la tecnología que ya está disponible y al alcance de cualquier ciudad.
Nombrada ciudad más inteligente del mundo por Juniper Research en 2015, cuenta ya, entre otras cosas, con:
- Un portal de trámites, a través del cual los ciudadanos pueden realizar prácticamente cualquier gestión, de forma rápida y a distancia. A través de este portal se pueden realizar todo tipo de trámites, desde la domiciliación bancaria de los tributos municipales o un cambio de residencia en el padrón de habitantes a el pago de impuestos o la solicitud de licencias, ayudas o subvenciones.
- Proyecto Gobierno Abierto: una web en la que el gobierno local publica información de las diferentes iniciativas que tiene en marcha y que incluye un servicio de participación ciudadana con el que los ciudadanos pueden proponer soluciones e ideas, y promover y comentar las ideas y soluciones que hayan propuesto otros ciudadanos. Si alguna idea recibe el apoyo de más de 50 ciudadanos, el ayuntamiento estudiará su viabilidad para tratar de ponerla en marcha y actuará en consecuencia.
- Autobuses de transporte público y otros vehículos municipales eléctricos e híbridos. Por el momento, solo parte de la flota es no contaminante, pero se espera seguir reemplazando los vehículos contaminantes por otros no contaminantes progresivamente.
- 300 puntos de carga de vehículos eléctricos, públicos y gratuitos, repartidos por toda la ciudad y 180 más en los estacionamientos municipales, más 150 puntos más específicos para motos eléctricas.
- Un servicio de compartición de bicicletas (Bicing) y espera impulsar otro de compartición de coches eléctricos.
- AparkB: un sistema de pago con el móvil que permite a los usuarios del Área Verde y la Zona Azul pagar fácilmente con su móvil sin necesidad de acercarse a los parquímetros.
- Semáforos inteligentes, que se abren automáticamente para favorecer el paso de ambulancias, bomberos y otros servicios de emergencias.
- Un portal de datos abierto (Open Data): el ayuntamiento de Barcelona ha liberado los datos públicos con la finalidad de que diferentes actores de la sociedad puedan acceder a ellos y reutilizarlos fácilmente. El resultado ha sido la aparición de nuevas empresas, servicios y productos que, aprovechando esos datos, aumentan el valor social y económico de la ciudad y facilitan la vida a las personas.
No todo tiene por qué ser tecnología
Es evidente que las nuevas tecnologías bien empleadas pueden llegar a mejorar considerablemente nuestras vidas. Sin embargo, no siempre son la única solución. Hay numerosas medidas que se pueden tomar para mejorar la habitabilidad y sostenibilidad de las ciudades que no requieren tecnología ni grandes inversiones de dinero, sino simplemente un poco de voluntad política.
Por ejemplo, el simple hecho de que haya paradas de transporte público próximas a las guarderías puede facilitar enormemente a los padres el dejar y recoger a sus hijos de camino al trabajo utilizando el transporte público sin perder tiempo.
Promover la implicación de los propios ciudadanos para mejorar la vida de todos, creando lazos y trabajando en comunidad, como está haciendo, por ejemplo, Barcelona con su Proyecto Radars, destinado a facilitar que las personas mayores que viven solas o acompañadas de otras personas mayores puedan continuar en su casa gracias a la colaboración ciudadana.
Un claro ejemplo de lo mucho que puede llegar a mejorar una ciudad con este tipo de medidas y un poco voluntad política es Medellín, en Colombia.
Para saber más sobre las ciudades inteligentes, puedes ver el documental Smart Cities del programa Escaravajo Verde de RTVE, a continuación:
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